En este artículo se detallará cómo puede ser el Cannabidiol (CBD) una alternativa para combatir la inflamación.
El proceso de inflamación es un mecanismo de protección del sistema inmune del cuerpo humano, con un papel importante a la hora de protegerse frente a agentes patógenos, formando parte de la respuesta innata. No obstante, en ocasiones este mecanismo puede funcionar de una manera no debida y dañar a células y órganos sanos.
Cuando los agentes patógenos entran dentro del cuerpo humano y provocan daños en una zona, las células liberan unas sustancias llamadas prostaglandinas e histaminas, las cuales hacen que se hinchen las zonas atacadas. La inflamación sirve de barrera física para evitar que se difunda una infección alrededor del cuerpo, evitando daños mayores. Tras esto, el sistema inmune se encarga de eliminar los agentes patógenos y las células infectadas. Si este funciona incorrectamente, puede causar daños al atacar zonas sanas del cuerpo.
No todas las personas responden igual hacia un agente patógeno o un daño en el cuerpo. Esta respuesta depende de diferentes factores, tales como la genética, el estado de salud, la dieta, las posibles toxinas ambientales, el nivel de azúcar en sangre o el nivel de estrés.
Las inflamaciones pueden ser agudas o crónicas. Las inflamaciones agudas ocurren de manera inmediata tras el daño a los tejidos, y son de duración corta, entre unos segundos y varios días. Las inflamaciones crónicas tienen una duración mucho mayor, pudiendo ser de varios meses, aunque normalmente suelen ser menos dolorosas. Las inflamaciones crónicas de baja intensidad pueden llegar a ser las más peligrosas, desencadenando enfermedades crónicas, pudiendo estar relacionadas con diabetes, cáncer, artritis, esclerosis múltiple, lupus, y alta presión arterial.
Tener una dieta equilibrada es un factor importante para que el sistema inmune pueda funcionar correctamente. Pudiendo disponer en las cantidades necesarias de las distintas sustancias (proteínas, carbohidratos, distintos tipos de grasas) de una manera equilibrada, el cuerpo humano puede fabricar por si mismo las moléculas y estructuras que el sistema inmune necesita, además de ser útil para prevenir la inflamación. Un método para intuir si un alimento puede causar inflamaciones es comprobar si están muy procesados. Es habitual que los alimentos muy procesados favorezcan la aparición de inflamaciones.
Algunos alimentos que a priori pueden parecer beneficiosos para la salud, o al menos, no perjudiciales, pueden llegar a serlo para ciertas personas, debido a alergias, sensibilidades o intolerancias. Estas personas han de tener especial cuidado a la hora de evitar ciertos alimentos. Estos alimentos potencialmente “tóxicos” pueden favorecer la aparición de inflamación y enfermedades crónicas en algunas personas.
Se pueden clasificar 3 categorías de “alimentos potencialmente tóxicos”:
Cada persona, debido a su predisposición genética, al envejecimiento o a diversos factores ambientales; puede llegar a desarrollar algunas alergias o sensibilidades. Estas reacciones pueden variar en intensidad según la sustancia y el alimento, pudiendo llegar a ser mortales en algunas ocasiones.
Un ejemplo de estas reacciones es la intolerancia a la lactosa, provocada por la deficiencia en la enzima lactasa, que degrada la lactosa, haciendo a estas personas intolerantes a los lácteos. Otra enfermedad derivada de estas reacciones es la enfermedad celiaca, causada por la alergia a todos los alimentos que contengan gluten, una proteína encontrada en todas las variedades de trigo y otros cereales. El consumo de gluten por parte de estas personas daña las vellosidades del intestino delgado, por las cuales se absorben los nutrientes.
La mejor manera de evitar las respuestas inflamatorias que algunos alimentos pueden crear es conocer los límites que presenta cada persona y saber qué se puede y qué no se puede comer. Muchos problemas de salud serios (diabetes, problemas cardíacos, cáncer) pueden ser controlados en cierto modo a través de los alimentos. Para ello, pueden utilizarse los siguientes métodos:
Asimismo, el uso del CBD puede ayudar a reducir las inflamaciones causadas por estos “alimentos potencialmente tóxicos”.
Muchas enfermedades crónicas tienen lugar debido a que en ocasiones, el mecanismo de defensa del cuerpo funciona contra sí mismo, creando problemas en lugar de resolverlos. Las enfermedades crónicas no suelen ser contagiosas, suelen ser de larga duración y no suelen ser fáciles de curar. La inflamación es un denominador común entre las enfermedades crónicas.
La inflamación puede ser una causa subyacente en múltiples procesos de enfermedad, ya que interfiere con múltiples funciones corporales, como es el caso de las enfermedades autoinmunes. Las enfermedades autoinmunes son enfermedades crónicas en las que el cuerpo se ataca a sí mismo a través de una inflamación fuera de control. Además de la genética, los factores dietéticos juegan un papel importante en las enfermedades autoinmunes.
Es habitual que una enfermedad inicial pueda suponer mayor riesgo de padecer otro tipo de enfermedades, como es el caso de la obesidad, las enfermedades del corazón y la diabetes, entre otras. La inflamación crónica de bajo nivel causada por la obesidad hace que el cerebro y el cuerpo sean menos sensibles a las señales normales que señalan cuando se “está lleno” y te ayudan a mantener un peso corporal normal. La inflamación causa una producción mayor de cortisol. El cortisol es la sustancia química antiinflamatoria natural del cuerpo y se produce en altas cantidades durante el estrés crónico y la obesidad. La respuesta del cortisol a la inflamación es producir más adipocitos (células de la grasa) alrededor de la piel y el abdomen, aumentando la retención de líquidos, la presión arterial, el nivel de azúcar en la sangre y el riesgo de resistencia a la insulina, e incrementa los riesgos de pérdida de memoria y debilidad muscular y ósea.
Las enfermedades del corazón están fuertemente relacionadas con los procesos de inflamaciones, debido a que cuando estas últimas dañan los vasos sanguíneos, el cuerpo usa colesterol en el proceso de reparación, creando placas que pueden llegar a causar ateroesclerosis y otras enfermedades del corazón. Otros factores de riesgo para las enfermedades del corazón son: el tabaquismo, la alta presión arterial, la falta de actividad física, el estrés, una dieta inadecuada y los factores hereditarios.
Las inflamaciones pueden favorecer la aparición de la resistencia a la insulina, causando con ello que la glucosa tenga más dificultad para entrar en las células. La insulina es la molécula que regula el nivel de azúcar presente en la sangre. La diabetes tipo 2 (insulino-resistente) es una enfermedad derivada de esta situación.
En cuanto a las enfermedades autoinmunes como el lupus, la artritis reumatoide, y la esclerosis múltiple, estas se producen cuando el sistema inmune empieza a funcionar incorrectamente y empieza a mandar señales erróneas, produciendo inflamaciones que atacan al cuerpo.
Se ha podido observar que el Cannabidiol y sus metabolitos pueden reducir inflamaciones en diversas enfermedades (Burstein, 2015). El CBD se ha convertido en un área importante de investigación en los últimos años, sugiriéndose posibles aplicaciones terapéuticas, incluyéndose sus acciones antiinflamatorias en varios ensayos de laboratorio preclínicos. Algunos ejemplos son colitis experimental, artritis inducida por colágeno e inducida por b-amiloide, neuroinflamación, encefalomielitis autoinmune, lesión pulmonar aguda (LPA), etc. Otra área necesitada de la nueva investigación es el descubrimiento de análogos sintéticos con mayor potencia que el CBD que todavía mantienen una relación terapéutica favorable.
Bibliografía:
Adrian Kempiak
Autor