Las plantas de marihuana se van considerando poco a poco dentro de las especies con mayor potencial terapéutico hoy en día, así como las muy conocidas y comunes anís, eucalipto, ginseng, mate, regaliz y la valeriana, entre otros. En los últimos años, ha surgido un masivo interés por la marihuana debido a diferentes y numerosos estudios que evidencian su efectividad para el tratamiento, manejo y "cura" de algunas de las más graves enfermedades y condiciones crónicas conocidas hoy por la humanidad. Los términos aceite de CBD y crema de CBD se vuelven cada día más y más comunes dentro de los círculos de investigación, así como dentro de las conversaciones entre pacientes. Con esto, ha surgido su popular nombre de marihuana medicinal.
Las plantas del género y especia Cannabis sativa (marihuana) son las únicas en este mundo con la capacidad de producir compuestos cannabinoides conocidos como THC, CBD y CBN (entre otros). Recientemente, investigadores alrededor del mundo se esfuerzan por dilucidar la utilidad terapéutica de dichos compuestos, encontrando entre los resultados preliminares una prometedora actividad anticancerígena, antipsicótica, protector ante stress oxidativo, antiinflamatoria, antiepiléptica y antiespasmódica; por nombrar unas cuantas.
En el siguiente artículo exploraremos los aspectos generales de las características de las plantas de marihuana, desde sus componentes, los efectos que producen dentro de nuestros sistemas y las diferentes partes de cerebro que modulan la respuesta ante cannabinoides.
Hoy en día se considera a Cannabis sativa como única en el mundo, ya que posee la capacidad de producir componentes muy similares a los que nuestros organismos producen naturalmente, estos compuestos o componentes son conocidos como Cannabinoides, y por supuesto, se producen en diferentes proporciones y concentraciones dependiendo del tipo de cepa de la propia planta. Entre estos cannabinoides, los más abundantes y estudiados son el paradigmático Tetrahidrocannabinol (THC) y su contra parte, el Cannabidiol (CBD).
Como se puede observar en la imagen de arriba, desde un punto de vista farmacológico, el THC es una molécula altamente lipofílica, en otras palabras, no se disuelve bien en agua.
A modo de ejemplo, al ingresar a nuestros sistemas sustancias hidrofílicas (solubles en agua) como la nicotina o cafeína, éstas se disuelven con relativa rapidez y facilidad en nuestro torrente sanguíneo, produciendo los efectos correspondientes. Así mismo, son capaces también de abandonar el cuerpo con facilidad a través de nuestro sistema de excreción. A esto se le conoce como un perfil de acción rápido.
En el caso del THC, se habla de un perfil de acción completamente diferente. Al momento de entrar en nuestro organismo, este compuesto tiende a encontrar dificultades, incluso puede transferirse entre tejidos de mala forma, buscando constantemente disolverse en sustancias similares a ella, es decir, en partes de nuestro cuerpo donde se encuentren altos niveles de grasa (tejido adiposo), para luego ser liberado lentamente. Debido a este perfil de acción tan peculiar, la vida media o permanencia media del THC es mucho mayor que otras sustancias.
Los cannabinoides tienen la particularidad de poder permanecer en nuestros orgánicos durante tiempos más prolongados. Dicho comportamiento puede ser visto como un arma de doble filo. Por un lado, gracias a este perfil de acción de entrada y método de excreción del organismo más lento, nuestro organismo es capaz de adaptarse con mayor facilidad a la pérdida constante y secuencial del cannabinoide, de esta manera, evitándose el conocido síndrome de abstinencia.
Esta particularidad hace que el THC sea una molécula con capacidad adictiva muy ínfima, casi nula, comparándola con sustancias sintéticas como la cocaína, heroína e incluso el alcohol. Claro está, que fuera de los contextos biomédicos y farmacológicos, el consumo de THC es predominante en la forma de inhalación del humo de la planta del cannabis. El cuál si bien tiene la capacidad de proporcionar ciertos efectos terapéuticos, no es la forma de administración más adecuada, ni mucho menos la de mayor control para obtener la dosificación que se requiere para obtener los beneficios de esta planta.
Luego de ensayos clínicos, se conoce hoy en día el potencial del THC dentro del tratamiento de ciertas enfermedades crónicas, lamentablemente, debido a su capacidad psicotrópica esta molécula aún es regulada por las autoridades, que dentro de su ignorancia, impiden y ralentizan los avances terapéuticos que se pueden generar.
Afortunadamente para nosotros, el segundo cannabinoide más abundante es el Cannabidiol (CBD), con propiedades muy interesantes, entre las cuales se encuentran su capacidad por atenuar y neutralizar los efectos no deseados producidos por el THC como la descoordinación, cansancio, fobias, etc.
Gracias a estudios clínicos no se han reportado efectos adversos, toxicidad ni actividad psicotrópica entre los pacientes. Entre sus otras propiedades se encuentra la actividad antitumoral, antiepiléptica, antiemética y antiinflamatoria. Al día de hoy, es posible encontrar este cannabinoide en la forma de aceites de CBD, siendo éste uno de los métodos más utilizados contra la epilepsia en menores de edad, con resultados verdaderamente alentadores. Otro de los usos de productos ricos en CBD, como las cremas, es la de actuar como alivio contra inflamación y dolor muscular crónico, sobretodo en pacientes que sufren de algún tipo de condición crónica como artritis reumatoide o esclerosis múltiple.
No obstante, se debe tener siempre en cuenta 2 factores: a) Potencia relativa y b) Abundancia relativa de estos compuestos. Un balance y una dosificación adecuada de cannabinoides, sobretodo del CBD permitirá conseguir los procesos biológicos en una orden de magnitud deseados, ya sea como antiinflamatorio o como atenuante del dolor, entre otros.
Para entender mejor como actúan estos compuestos es necesario entender que nuestros organismos tienen la capacidad de enlazar selectiva y exclusivamente los compuestos activos del cannabis. Éstos son reconocidos por proteínas especiales en la superficie de nuestras células, conocidos como receptores, ya que encargan de captar o recibir estas sustancias. Todos y cada uno de los medicamentos y fármacos actúan bajo este mismo mecanismo, se unen a células especializadas, produciendo así el efecto farmacológico. Entre los receptores cannabinoides que conocemos actualmente se cuenta con CB1 y CB2. Esto es lo que compone lo que hoy se conoce como Sistema Endocannabinoide.
A modo de ejemplo, los medicamentos imitan la acción de compuestos endógenos (compuestos que nuestro cuerpo produce naturalmente) para así ejercer una acción con una potencia determinada, según sea el objetivo terapéutico que se busque.
Estas moléculas son capaces de imitar sustancias endógenas ya que fueron diseñadas para parecerse a nivel químico a las primeras. En los años 90s se encontraron los cannabinoides que se van produciendo en el cerebro de manera natural, que son desde el punto de vista biológico los más relevantes, independientemente del consumo o no de plantas de cannabis.
Cannabinoides encontrados en marihuana medicinal:
Las plantas de marihuana nos proporcionan un arsenal de compuestos con un potencial terapéutico inmenso. A la fecha de hoy en términos terapéuticos, no existe alternativa natural que supere a estos cannabinoides.
Por otra parte, dentro del reino animal no somos los únicos en la Tierra con este mecanismo, los homo sapiens somos tan solo una más de las tantas especies en el mundo. El sistema endocannabinoide es encontrado en todos y cada uno de los mamíferos, peces, anfibios, reptiles, vertebrados y aves, todos estos poseen la capacidad de producir Anandamida.
Desde el punto de vista evolutivo y biológico, es un sistema muy bien conservado a lo largo del desarrollo de distintas especies, por lo que se considera una fuerte evidencia de su acción para cumplir funciones primarias y vitales relacionadas a la supervivencia de especies.
La marihuana es la única planta en el mundo capaz de producir cannabinoides como el THC y el CBD. Existen más de 100 compuestos cannabinoides conocidos hoy en día, no obstante, su utilidad clínica y farmacológica aún no ha sido definida completamente.
Afortunadamente, el CBD ya ha sido aceptado como una opción para el tratamiento en pacientes menores de edad por agencian regulatorias de estados unidos como la Food and Drug Administration (FDA)
Una de las vías de administración más comunes es la vía oral, al tratarse de aceites de CBD por ejemplo, su absorción se hace más eficiente y rápida al colocarse sublingualmente, ya que de esta manera no tendría que pasar por el esófago/estomago ni correr el riesgo de degradación por los ácidos del estómago.
A la fecha no se han encontrado evidencias de toxicidad por consumo de CBD, ni mucho menos casos de muerte. Lo mismo se ve en pacientes o personas que suelen consumir THC en forma de inhalación, no existe sobredosis que pueda ser letal, como si ocurre con muchísimos otros medicamentos convencionales. Pero, como dicho en líneas anteriores, no se recomienda la inhalación de la planta, debido a poco control en dosificación y calidad del THC/CBD.
Se dice que para que una sustancia o medicamento sea beneficioso, esta debe proporcionar efectos terapéuticos de mayor nivel que sus efectos secundarios. En el caso de los cannabinoides, se ha encontrado que el CBD hace un trabajo excepcional a nivel de amortiguación de efectos no deseados de medicamentos convencionales o terapias como la quimioterapia. Por otra parte, el CBD tiene la capacidad de atenuar, incluso anular, los efectos producidos por el THC.
Como bien se conoce actualmente, la inhalación de THC produce que el diámetro de vasos sanguíneos se incremente, en otras palabras, la presión sanguínea disminuye. Nuestros órganos se ven en la necesidad de enviar señales al corazón y bombee sangre con mayor fuerza para tratar de compensar dicha disminución. En caso de tratarse de un paciente con algún tipo de complicación cardíaca, esto podría resultar en una taquicardia. No obstante, el uso de THC en ensayos clínicos con dosis controladas no acarrea estos problemas en los modelos experimentales.
Posibles aplicaciones terapéuticas de marihuana medicinal:
Efecto Posible aplicación terapéutica
Inhibir náuseas y vómitos En Quimioterapia
Estimular el apetito Caquexia de cáncer y sida
Analgesia Dolor neurótico y oncológico
Antiespasticidad EM (Esclerosis múltiple), Enfermedad de Parkinson
Anticonvulsiones Epilepsia (Síndrome de Dravett)
El THC tiene sobre la memoria (Hipocampo) un efecto sobre la memoria a corto plazo. Pero visto desde el punto de vista biológico: ¿Por qué habría la naturaleza de dotarnos de dicho mecanismo endógeno de olvido?
Almacenar, procesar y recordar memorias es un proceso completamente crucial para la supervivencia del ser humano como especie, pero también lo es su capacidad de olvidar memorias superfluas o recuerdos traumáticos (guerras, accidentes, violaciones, etc.) Es por esto que poseemos un sistema que constantemente se esfuerza por cumplir esta función, este es por supuesto, el sistema endocannabinoide. El hecho de tener presente este sistema endógeno es considerado una ventaja evolutiva.
Como conclusión, lo que intriga tanto a investigadores, médicos y pacientes es la naturaleza dual de esta planta, por parte, tiene la capacidad de intoxicar y nublar los pensamientos, y por otra, posee la capacidad de sanar, curar y aliviar. Es esta naturaleza dual la que la hace tan enigmática e intrigante. Afortunadamente, las terapias y usos de la marihuana dentro de la farmacología moderna ya han superado algunos de los prejuicios más fuertes, y poco a poco se van aspirando a convertirse en una alternativa oficial dentro de la medicina moderna.
Ha sido demostrado ya, la efectividad de los cannabinoides como medicamentos paliativos en diferentes enfermedades. Siendo útiles como alternativa para aquellos pacientes incapaces de tolerar las soluciones actuales, o que no responden eficazmente a estos. Otro potencial uso es la integración de cannabinoides dentro de terapias convencionales, lo que se conoce como terapia combinada o terapia mixta.
Por último, los cannabinoides se presentan como una alternativa para incrementar la calidad de vida de los pacientes, compuestos basados en estas moléculas tienen la capacidad de paliar, aliviar, controlar gran número de efectos no deseados (nauseas, vómitos, ansiedad, dolor, estado mental) de terapias actuales, resultando en una alternativa de costos bajos, capaz de ser adquirida por un mayor número de personas.
Los cannabinoides provenientes de la marihuana medicinal nos ofrecen unas posibilidades terapéuticas de muy considerable relevancia e incluso aceptadas hoy en día por la farmacología oficial. Esperemos que más pronto que tarde, la medicina oficial los vaya integrando como parte de su práctica convencional, de esa manera, se romperá con prejuicios que retrasan el progreso en la ayuda de cientos de miles de pacientes.
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