Gozar de una buena salud bucal es sencillo con esta higiénica rutina

Mantener una boca sana requiere de una rutina de higiene bucal diaria adecuada, que debe llevarse a cabo de manera constante y rigurosa para prevenir problemas como caries, enfermedades de las encías y mal aliento. La higiene bucal no solo afecta la estética, sino también la salud general, ya que una boca saludable está vinculada a un menor riesgo de enfermedades sistémicas como las cardiovasculares y la diabetes. Para lograr una boca sana, es esencial seguir una serie de pasos fundamentales que forman parte de la rutina diaria.

El primer paso clave es el cepillado de los dientes, que debe realizarse al menos dos veces al día, por la mañana y antes de acostarse. El cepillado elimina los restos de comida y la placa bacteriana que se acumula en los dientes y las encías. Para ello, es fundamental elegir un cepillo de dientes adecuado, preferiblemente de cerdas suaves, para evitar dañar las encías o el esmalte dental. El cepillo debe ser reemplazado cada tres meses o cuando sus cerdas estén desgastadas. A la hora de cepillar, se recomienda utilizar una pasta dental que contenga flúor, ya que este mineral ayuda a fortalecer el esmalte dental y a prevenir la aparición de caries.

Es importante cepillar cada diente de manera suave y circular, prestando especial atención a las zonas de difícil acceso, como las muelas posteriores, la línea de las encías y las superficies de masticado. El tiempo de cepillado ideal es de al menos dos minutos, lo cual puede parecer poco, pero es suficiente para eliminar la mayoría de la placa bacteriana. Además, se recomienda cepillar también la lengua, ya que en ella se acumulan bacterias que pueden contribuir al mal aliento. Para hacerlo, existen cepillos de lengua específicos, aunque también se puede realizar con el mismo cepillo de dientes.

El siguiente paso fundamental es el uso del hilo dental, que debe hacerse al menos una vez al día, preferentemente antes de acostarse. El hilo dental es esencial para eliminar la placa y los restos de comida que se quedan atrapados entre los dientes, especialmente en zonas donde el cepillo no llega. Al pasar el hilo dental entre los dientes, es importante hacerlo con suavidad para evitar dañar las encías, realizando movimientos hacia arriba y hacia abajo en cada espacio interdental. El hilo dental no solo ayuda a mantener los dientes limpios, sino que también previene la acumulación de placa y reduce el riesgo de enfermedades de las encías, como la gingivitis y la periodontitis.

Después del cepillado y el uso del hilo dental, se puede complementar la rutina con un enjuague bucal, según nos explican los Dres. Maroto y Vellón de la Clínica Maroto Vellón y es que, tal y como nos detallan, el enjuague bucal ayuda a llegar a las zonas de la boca que no se alcanzan fácilmente con el cepillo o el hilo dental, además de refrescar el aliento. Los enjuagues que contienen flúor son una excelente opción para fortalecer el esmalte dental y proteger contra las caries, mientras que aquellos que contienen ingredientes antibacterianos pueden ayudar a reducir la placa y prevenir enfermedades de las encías. Es importante elegir un enjuague adecuado a las necesidades personales y no usarlo en exceso, ya que algunos productos pueden causar sequedad en la boca si se usan de forma excesiva.

A lo largo del día, es recomendable evitar alimentos y bebidas que puedan dañar los dientes, como los azúcares en exceso, los refrescos carbonatados, el café y los alimentos pegajosos. Los azúcares, en particular, favorecen la proliferación de bacterias en la boca, lo que aumenta el riesgo de caries. Beber agua durante el día también es crucial para mantener la boca hidratada y para enjuagar los restos de comida entre los cepillados.

¿Cómo podemos saber qué cepillo se adapta más a nuestros dientes?

Elegir el cepillo de dientes adecuado es fundamental para garantizar una higiene bucal efectiva y proteger la salud de los dientes y las encías. Si bien no existe un único cepillo ideal para todos, por lo que la elección del cepillo de dientes dependerá de la forma de tus dientes, la sensibilidad de tus encías, tus preferencias personales y cualquier condición dental específica que puedas tener.

Uno de los aspectos más importantes al elegir un cepillo de dientes es el tipo de cerdas. En este sentido, la mayoría de los dentistas recomiendan cepillos con cerdas suaves. Las cerdas suaves son eficaces para eliminar la placa y los restos de comida sin dañar el esmalte dental ni las encías. De hecho, el uso de cerdas duras o medias puede causar desgaste en el esmalte y retraer las encías, lo que aumenta el riesgo de sufrir problemas dentales a largo plazo.

Por su parte, el tamaño de la cabeza del cepillo debe adaptarse a la boca y a la forma de tus dientes. Un cepillo de dientes con una cabeza pequeña es ideal para aquellas personas que tienen una boca más pequeña o dientes apretados, ya que facilita el acceso a las zonas posteriores de la boca, como las muelas. Una cabeza más pequeña permite una mayor maniobrabilidad y garantiza que puedas llegar a todos los rincones de la boca, especialmente a las áreas de difícil acceso, como los molares.

Además, el mango o la empuñadura del cepillo de dientes debe ser cómodo y fácil de sujetar. Muchos cepillos de dientes tienen mangos ergonómicos o antideslizantes que permiten un agarre más firme, lo cual es útil para asegurar un cepillado adecuado. La forma y el material del mango también son importantes para prevenir el deslizamiento, sobre todo si tienes problemas de motricidad o si prefieres un cepillo eléctrico.

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