Hablar de reformas puede hacernos pensar que vamos a embarcarnos en una larga aventura de tabiques, yeso, cemento y materiales de todo tipo durante un largo tiempo. Con todos los inconvenientes que esto, puede suponer aunque el resultado, valga la pena. Por suerte, para realizar cambios en el hogar, no es necesario acometer una reforma integral con todas esas implicaciones que conlleva. Existen reformas de todo tipo, para cubrir cualquier necesidad sin que haya que realizar una gran reforma. En algunos casos, basta con cambiar el mobiliario o la decoración y dar una mano de pintura, para lavar la cara a nuestra vivienda y que parezca, recién construida.
Tanto viviendas como locales, pueden beneficiarse de reformas y mejoras de diversa índole, siempre con la finalidad de conseguir una mejora. Cada tipo de reforma tiene sus pros y sus contras. Unas requerirán de permisos por parte del ayuntamiento y la comunidad de vecinos si procede, en tanto que otras, podrán hacerse sin previo aviso. El tipo de reforma que se ejecute, irá en función de lo que se pretenda conseguir con la obra en cuestión.
A razón de las pretensiones, será necesario realizar o no, unos pasos previos. Entre ellos, solicitar permisos, contar con la conformidad de la comunidad de propietarios, realizar un proyecto, contratar los servicios de reforma como los que ofrece el Grupo Navitec, con quienes hemos hablado sobre los tipos de reforma que se pueden realizar para poder ofrecer la información necesaria sobre ellas. El abanico es muy amplio y ofrece infinidad de posibilidades, basta con tener claro el objetivo y ponerse manos a la obra.
Obras mayores y obras menores
Principalmente, las obras se dividen en dos tipos, en función de su envergadura: obras mayores y obras menores. En este último caso, no es necesario solicitar ningún tipo de permiso pues se trata de reformas que no afectan a la estructura ni elementos importantes de la vivienda o local. Estos elementos son las vigas o tabiques, por ejemplo. Si no se tocan, se considera obra menor.
Este tipo de obras son las más frecuentes y suelen consistir en el cambio del suelo, colocar un cerramiento o las puertas, por citar algunos ejemplos. Entre las ventajas que suponen este tipo de reformas, encontramos que se hacen en poco tiempo y con el mínimo esfuerzo, inversión y generación de molestias. Además de que ofrecen una buena mejora para la vivienda, tanto en cuestiones de aspecto como en comodidad. Como mucho, para efectuar este tipo de reformas, puede ser necesario comunicarlo, pero no es siempre así.
Por el contrario, las obras mayores, implican modificación de elementos sustanciales de la vivienda, como tirar tabiques o colocar un cerramiento en la terraza con elementos fijos. Igualmente, se considera como obra mayor, cambiar la distribución de los descansillos de un portal, en cuyo caso, debe estar de acuerdo toda la comunidad. Este tipo de obras, mejoran la vivienda en gran medida o la revalorizan al ganar espacio y conceder mayor comodidad a los habitantes. Se trata de reformas que permiten personalizar al máximo la vivienda. Razón por la que es necesario contar con los permisos necesarios que, a su vez, dependerán de la envergadura de la misma, la localidad y la comunidad en la que se vaya a acometer. Lo mejor, antes de proceder, es acudir al ayuntamiento a solicitar la información relativa sobre los requisitos necesarios para poder realizar la obra de acuerdo a la normativa. Hay que recordar que ante este tipo de obras y previo a la solicitud del consentimiento hay que pagar una tasa. A partir de ahí, nos encontramos con diversos tipos de reforma de los cuales, vamos a hablar a continuación.
Una de las reformas de obra menor más habituales, es la denominada como mejoras en los acabados. Este tipo de obra, modifica alguno de los elementos de la vivienda con la finalidad de mejorarlos. Implica la pintura de una o varias estancias, el cambio de los suelos o el alicatado del baño o la cocina o la mejora del aislamiento, en cuyo caso se habla de reforma de obra mayor, debido a que conlleva varias etapas, como la reforma de las paredes interiores y el cambio de las ventanas.
Por otro lado, encontramos las reformas que modifican los elementos de la estructura que implican la modificación de una viga, la pared maestra, la cubierta de la vivienda, el forjado, etc. Se trata de obras de gran envergadura que requieren su correspondiente licencia y la evaluación de un arquitecto para acometer el proyecto.
Las reformas que afectan a parte del espacio de la comunidad, pueden incluir la fachada, terrazas, patios, zonas comunes, o instalaciones como las bajantes o el hueco de ventilación de extractores de los baños y las campanas de cocina. Estas reformas permiten ganar espacio, mejorar la ventilación, etc.
Reformas que modifican la distribución de la vivienda que pueden ser diferente tipo como unificar comedor y cocina, eliminar tabiques entre habitaciones, cambiar la cocina de sitio, etc. No requiere el permiso de los vecinos pero si la licencia por parte del ayuntamiento. En estos casos, además hay que solicitar una nueva cédula de habitabilidad y licencia de primera ocupación. Es más que recomendable contar con una empresa que se encargue de todo y un arquitecto que supervise la obra.
Aumentar la superficie construida, consiste en ganar metros útiles. Esto implica el cerramiento de una terraza para disponer de otra habitación o agrandar un dormitorio. Lo mismo sucede con el patio que puede convertirse en otra estancia. Normalmente se requiere permiso de los vecinos y por supuesto, licencia de obra mayor.
De local a vivienda, la reforma más actual
Una de las reformas que más se ejecutan en los últimos tiempos y por lo tanto, merece un punto a parte, es la reforma de local a vivienda. Este tipo de reforma que va más allá de lo integral, es una obra mayor que requiere de todos los permisos necesarios para poder realizarse. Además de contar con un proyecto que la respalde. En las grandes urbes, es cada vez más habitual, encontrar viviendas en lo que antes era un local. Esto sucede a consecuencia de los imparables precios de la vivienda, siempre al alza. Ante el gran número de locales comerciales existentes en los diferentes barrios, los propietarios, optan por reformarlos y convertirlos en viviendas con todo tipo de comodidades.
Sin embargo, este proceso, no queda exento de obstáculos que hay que salvar. El primero de esos inconvenientes, no es otro que el importante desembolso económico que hay que hacer para poder llevar a cabo este tipo de reforma. A este desembolso, hay que añadir el papeleo, los permisos, etc. Sin contar que muchos locales, no pueden convertirse en vivienda por mucho que se quiera.
Los requisitos necesarios que debe cumplir un local para poder darle el uso como vivienda, varía en función de su ubicación. Cada ciudad cuenta con su propia normativa, aunque algunos de los aspectos básicos, son comunes a todas ellas, como por ejemplo, el hecho de que el local cuente con un acceso a su interior desde el portal del edificio en el que esté ubicado.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta el número de pisos que pude haber en un mismo edificio, puesto que no se puede sobrepasar dicha cifra, y no podría ejecutarse la reforma. Aparte de estos aspectos, es necesaria la citada licencia de obra mayor y, una vez concluida la reforma, solicitar la cédula de habitabilidad que permita su uso como vivienda y ser habitada. Si el local no dispone de esta cédula, no se puede vivir en el de forma legal, ni empadronarse en el mismo.
A la hora de afrontar este tipo de reforma, es aconsejable que el local, tenga dado de alta los correspondientes suministros, como el agua, la luz o el gas. Tras efectuar la obra, puede ser más complicado obtenerlos y habrá que disponer de un certificado de primera ocupación o apertura de local.
Algunos requisitos para que un local pueda ser habitable tras realizar la correspondiente reforma pasan por los metros cuadrados disponibles. De tal manera que, de forma generalizada, se requiere que el local cuente con treinta y ocho o cuarenta metros útiles. En caso contrario y que disponga de menos, es posible realizar un estudio de viabilidad que certifique si es posible o no. Así mismo debe tener una altura mínima de dos metros y medio y ocupar un mínimo espacio en la fachada del edificio, por lo general, tres metros. Además de estos aspectos, se aconseja que la vivienda no disponga de entreplantas y sea solo de una.
Como vivienda, debe contar al menos con una zona de estar y dormitorio que puede ser la misma, un baño y una cocina. En el caso de pretender convertir el local en estudio, puede unificarse la cocina con el dormitorio y la sala de estar. Siempre y cuando el baño sea independiente. No puede faltar en la cocina la campana extractora y su correspondiente salida de humos. Así como disponer de ventilación y luz natural, salvo en el baño que puede integrar luz artificial y ventilación forzada.