Trabajar fuera de casa, un beneficio para tu salud

Durante más de tres años, al ser diseñador gráfico autónomo, he convertido el salón de mi casa en mi oficina. Lo que al principio parecía libertad absoluta, o eso es lo que me parecía al poder trabajar en pijama, evitar los malditos atascos e incluso comer a cualquier hora, luego se transformó, poco a poco, en mi peor pesadilla.

Y es que todo esto que os relato, que al principio es guay, porque te pones tu música favorita de fondo, no tienes que aguantar al pesado del aire acondicionado, pero luego se convierte en una rutina solitaria y monótona que comienza a afectar tu salud mental. Y os lo digo desde la experiencia de haber estado más de tres años así, y comenzar a tener problemas de identidad e inclusos de salud física. Como os digo, yo pensaba que lo de estar en un atasco era algo terrible. Pero meses después hasta lo echas de menos.

Pensaba que estar sin ver a los compañeros, a veces muy pesados ellos, iba a ser la mejor medicina para mis problemas, pero luego te das cuenta que los necesitas a tu lado, aunque sea para discutir. Por eso os quiero contar cómo fue trabajar desde mi casa, y cómo me ha ido después cuando decidí dar el salto, abrir la puerta de mi casa y volver al día a día.

La verdad es que con el paso del tiempo empecé a notar que me costaba concentrarme. Me sentía cansado, y sobre todo, estaba muy irritable sin motivo, de eso que saltas a la mínima. Cuando mi pareja llegaba a casa, siempre me lo decía. Su frase era “sal un poco y que te dé el aire porque ya estás vinagre”. Y es que yo no hablaba con nadie en todo el día. Sentía que mi mundo se reducía a una pantalla y cuatro paredes. Y eso al final se acaba pagando, es algo que hemos podido ver durante el famoso confinamiento que tuvimos durante la pandemia.

Estaba claro que como le ocurre a muchos trabajadores que curran desde sus casa, había caído en el aislamiento involuntario pero total. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, un 42% de los freelancers en España reconocen sentirse solos o desconectados del entorno social debido al teletrabajo prolongado. Pues bien, yo estoy dentro de ese porcentaje y es algo que con el paso del tiempo compruebas que se trata de una verdad.

La decisión de cambiar me vino tras una conversación con un antiguo compañero que me habló de los centros de negocios compartidos. Me recomendó un coworking en el centro de Madrid y fui a probar un día. Y la verdad es que me quedé.

Un cambio de vida

 

Tengo que reconocer que desde que empecé a trabajar en el espacio compartido de CN Centros de Negocios, mi vida tuvo una transformación total. Ahora, no solo me siento más productivo, sino más feliz. Hablo con la gente, comparto ideas, hasta tomamos café juntos, algo que echaba mucho de menos, aunque me toque pagar a mí porque tengo algún compañero que es algo ratilla. La verdad es que desde que trabajo de esta manera me he dado cuenta de que lo que necesitaba era contacto humano. Simplemente el no sentirme aislado.

El coworking al que acudo, me ofrece un ambiente relajado pero profesional. Tenemos zonas comunes, con salas de reuniones, y, lo más importante, una comunidad de emprendedores, diseñadores, programadores y escritores de los que siempre se puede aprender algo. Incluso siempre puedes sacar otro negocio o una sinergia de colaboración para el futuro.

Está demostrado, y luego lo he hablado con otros compañeros que han pasado por lo mismo, que trabajar en un entorno compartido puede ser muy beneficioso para quienes llevan tiempo en soledad profesional.

Tengo claro que este tipo de espacios de coworking reducen la sensación de aislamiento, mejoran la motivación y fomentan el sentirte parte de algo, que ahora mismo es algo crucial para la salud mental. Y es que el ser humano desde que existe lo que ha hecho es socializar y unirse en comunidad. Quien diga que es feliz viviendo solo en la montaña, tengo claro que miente.

A día de hoy, tengo claro que no me planteo volver a trabajar desde casa a tiempo completo. Incluso en los días que más trabajo tengo, me reconforta saber que no estoy solo. Y es que, trabajar por cuenta propia no tiene por qué significar trabajar en soledad. Y eso lo aprendí cuando decidí salir de casa. Te recomiendo que hagas lo mismo.

 

 

Scroll al inicio