No comas bollería industrial

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La bollería industrial está en todas partes y, aunque sabes que no es la opción más saludable, probablemente no seas consciente de lo perjudicial que puede llegar a ser. No se trata solo del azúcar o las calorías, sino de la cantidad de aditivos, conservantes, colorantes y grasas industriales que pueden afectar seriamente tu salud. ¿Sabes realmente qué estás comiendo cuando tomas un croissant empaquetado o una magdalena de supermercado?

La industria alimentaria utiliza ingredientes diseñados para mejorar el sabor, la textura y la conservación de estos productos, pero la mayoría de ellos tienen efectos negativos para el organismo. Desde aceites refinados hasta potenciadores de sabor, la lista de sustancias químicas que contienen es preocupante. Y lo peor es que están diseñados para engancharte, haciendo que cada vez quieras consumir más.

 

Los ingredientes más peligrosos

Si echas un vistazo a la lista de ingredientes de cualquier bollería industrial, te encontrarás con nombres que pueden parecer inofensivos, pero que esconden riesgos graves para la salud:

  • Aceites vegetales hidrogenados: Son grasas trans que aumentan el colesterol malo (LDL) y disminuyen el bueno (HDL), incrementando el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Jarabe de glucosa y fructosa: Endulzante barato que dispara los niveles de azúcar en sangre, promoviendo la resistencia a la insulina y aumentando la probabilidad de padecer diabetes tipo 2.
  • Emulsionantes y estabilizantes (E-471, E-472, E-476, etc.): Alteran la microbiota intestinal y pueden generar inflamación crónica.
  • Colorantes artificiales (E-102, E-110, E-129, etc.): Relacionados con hiperactividad en niños y posibles efectos cancerígenos.
  • Conservantes (E-200 a E-299): Algunos de ellos pueden alterar el sistema hormonal y provocar problemas metabólicos.
  • Saborizantes artificiales: Crean una falsa sensación de sabor casero, pero son productos sintéticos sin valor nutricional.

Estos ingredientes no solo afectan a tu salud en el corto plazo con problemas digestivos o inflamación, sino que también pueden contribuir a enfermedades crónicas a lo largo de los años.

 

El proceso de elaboración de la bollería industrial

El proceso de elaboración de la bollería industrial Los dulces industriales no se hacen como en casa. Su producción implica procesos que afectan la calidad nutricional de los ingredientes:

Harinas refinadas: Se procesan para alargar su vida útil, eliminando fibra y nutrientes esenciales. Estas harinas pasan por un proceso de blanqueamiento químico en algunos casos, lo que puede dejar residuos en el producto final.

Aceites y grasas hidrogenadas: Se usan para dar textura, pero generan grasas trans muy dañinas. Estas grasas no solo aumentan el colesterol malo (LDL), sino que reducen el colesterol bueno (HDL), elevando el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Altas temperaturas: Muchas de estas piezas se hornean o fríen a temperaturas extremas, generando compuestos tóxicos como la acrilamida. Este compuesto se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer y daños en el sistema nervioso.

Aditivos químicos: Se añaden para mejorar el color, la textura y el sabor, sin aportar nada beneficioso para el cuerpo. Entre ellos están los colorantes artificiales, que pueden generar alergias o hiperactividad en niños, y los conservantes como el BHA y BHT, sospechosos de afectar la función hormonal.

Además, la bollería industrial se fabrica en grandes cadenas de producción donde la optimización del coste es la prioridad, dejando de lado la calidad de los ingredientes. Se utilizan potenciadores del sabor que pueden generar dependencia y dificultar la capacidad del organismo para reconocer la saciedad, lo que fomenta el consumo excesivo. Este tipo de procesos convierten lo que podría ser un alimento en una bomba de sustancias dañinas que afectan el metabolismo, el sistema cardiovascular y el equilibrio hormonal.

 

Enfermedades relacionadas con la bollería industrial

Los efectos en la salud de un consumo habitual de bollería industrial están bien documentados. Estos productos no solo aportan calorías vacías, sino que también contienen ingredientes que pueden afectar negativamente distintos sistemas del cuerpo. A continuación, se detallan algunos de los problemas más comunes:

Obesidad

El alto contenido en calorías vacías y grasas poco saludables de la bollería industrial contribuye al aumento de peso. Además, el consumo excesivo de azúcares provoca resistencia a la insulina, lo que facilita la acumulación de grasa corporal y el desarrollo de obesidad.

Diabetes tipo 2

El abuso de azúcares refinados y jarabes de glucosa-fructosa genera picos constantes de glucosa en sangre. Esto obliga al páncreas a producir grandes cantidades de insulina, lo que con el tiempo puede derivar en resistencia a la insulina y aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Enfermedades cardiovasculares

Las grasas trans y los aceites hidrogenados presentes en la bollería industrial elevan el colesterol LDL (conocido como colesterol malo) y reducen el colesterol HDL (colesterol bueno). Esto contribuye a la acumulación de placas en las arterias, aumentando el riesgo de hipertensión, infartos y enfermedades cardiovasculares en general.

Inflamación crónica

El consumo frecuente de aditivos artificiales puede generar inflamación crónica en el organismo. Esta inflamación prolongada está relacionada con enfermedades como la artritis, alergias, problemas digestivos y trastornos metabólicos. Además, puede afectar el sistema inmunológico, debilitando las defensas del cuerpo.

Alteraciones hormonales

Algunos conservantes y aditivos presentes en la bollería industrial pueden actuar como disruptores endocrinos, interfiriendo en la producción y regulación de hormonas. Esto puede derivar en problemas como alteraciones en el metabolismo, infertilidad e incluso desequilibrios en el desarrollo hormonal de niños y adolescentes.

Deterioro de la microbiota intestinal

Los emulsionantes y otros aditivos utilizados en la bollería industrial afectan negativamente a las bacterias beneficiosas del intestino. Esto puede debilitar la barrera intestinal, favoreciendo el desarrollo de enfermedades digestivas, desórdenes metabólicos e incluso afectando la absorción de nutrientes esenciales.

Mayor riesgo de cáncer

Algunos estudios han señalado que ciertos aditivos y procesos industriales, como la generación de acrilamida durante el horneado a altas temperaturas, pueden aumentar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer con el tiempo. Además, los colorantes y conservantes sintéticos también han sido asociados con efectos cancerígenos en estudios de laboratorio.

Evitar estos productos no es solo una cuestión de controlar las calorías, sino de proteger la salud y prevenir una serie de enfermedades que pueden afectar la calidad de vida a largo plazo. Optar por alternativas más saludables puede marcar una gran diferencia en el bienestar general.

 

Lo artesanal siempre es mejor

Para demostrar la diferencia entre la bollería industrial y la artesanal, hemos hablado con la pastelería El Cid, ubicada en Burgos. Ellos nos han contado cómo trabajan los verdaderos artesanos del dulce y qué ingredientes usan.

En su obrador, los artesanos elaboran pasteles, galletas y bollos con ingredientes de calidad y procesos naturales. ¿Qué los diferencia de los productos industriales?

  • Harinas sin refinar: Utilizan harinas de trigo integral o ecológicas sin aditivos.
  • Azúcar en menor cantidad: Prefieren endulzar con miel, panela o azúcar de caña sin refinar.
  • Mantequilla natural en lugar de aceites hidrogenados: Nada de grasas trans ni margarina.
  • Huevos frescos de granja: No usan ovoproductos industriales.
  • Sin conservantes ni colorantes artificiales: Todo el sabor proviene de ingredientes reales.

Además, los pasteleros artesanos no utilizan procesos agresivos ni químicos para conservar sus productos, por lo que la bollería artesanal es más saludable y, sobre todo, más natural.

Elige con conciencia

Si quieres cuidar tu salud, lo mejor que puedes hacer es optar por alimentos hechos con ingredientes naturales y sin procesos industriales. La bollería artesanal no solo es más sana, sino que también tiene mejor sabor y textura.

Cuando compras en una pastelería artesanal, sabes que lo que estás comiendo no tiene químicos extraños ni grasas dañinas. Así que, la próxima vez que tengas antojo de algo dulce, piensa en la diferencia entre un producto lleno de químicos y uno hecho con esmero y tradición.

Tu cuerpo te lo agradecerá.

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