Los callos en la planta de los pies son una enfermedad molesta que puede dificultar nuestro caminar habitual. Es como si se te metiera una china dentro del zapato, solo que esta vez, está dentro del pie y es permanente.
Este tipo de callos, de las que vamos a hablar, aparecen en el área metatarsiana; es decir, las almohadillas, y en los talones.
Dice la web Medline Plus que las callosidades están causadas por una fricción o presión continua sobre la piel. Es una capa de piel muerta que el cuerpo desarrolla como protección para evitar la aparición de ampollas. En concreto, buena parte de los callos surgen como consecuencia de utilizar un calzado inadecuado. Unos zapatos que no se ajustan bien al pie y que, con la dinámica del caminar, determinadas partes de la planta del pie van frotándose continuamente con la palmilla.
Como iremos viendo a lo largo de este artículo, muchas de las dolencias en los pies aparecen por errores nuestros y se desarrollan por no poner atención en solucionarlos. La doctora Marta García, directora de la Clínica del Pie en Albacete, una clínica de podología y biomecánica referente en la capital manchega, señala que una persona adulta de media da entre 4000 y 6000 pasos al día. Por tanto, debemos cuidar nuestros pies.
Para cuidarlos con relación a este problema es importante conocer en qué consiste y cómo aparece. Unas preguntas a las que intentaremos dar respuesta.
La verruga plantar.
Esta es una dolencia que por su apariencia y características podemos confundir con los callos. Se trata de un pequeño crecimiento de la piel, que puede aparecer en cualquier parte de la planta, pero que es más frecuente en las almohadillas.
Por lo general, aparece una sola verruga, que va aumentando de tamaño progresivamente y formando verrugas satélites en torno a ella.
La página web Foot Health Facts señala que está causada por el virus del papiloma humano (V.P.H.), el mismo virus que provoca verrugas en otras partes del cuerpo. Solo que en los pies adquiere una apariencia diferente.
Genera una capa de piel dura y gruesa en torno a la verruga, provocado dolor intenso al caminar, al presionar la zona con los dedos y, a veces, solo con un roce. En ella pueden aparecer puntos negros. Gotas de sangre contenida, procedente de la rotura de los vasos capilares.
Uno de los rasgos de estas verrugas es que crecen hacia dentro. Formando como una especie de raíz que va perforando las diferentes capas de la piel. Estas características las convierte en difíciles de eliminar y son especialmente dolorosas.
Uno de los mayores errores que podemos cometer es intentar quitárnoslas nosotros mismos. Al tener un origen vírico, en lugar de extirparlas podemos provocar que la infección se extienda.
Por eso, si tenemos una verruga plantar y no se va por sí sola con el tiempo, lo mejor que podemos hacer es visitar al podólogo.
Callos plantares.
Visto el tema de la verruga plantar, hay que aclarar, que no todas las callosidades producidas en la planta del pie están provocadas por un virus. Más aún, las verrugas son los casos menos habituales. Lo más frecuente es que surjan como respuesta a la fricción. Como sucede con los otros tipos de callos que aparecen en los pies: los de la parte superior de los dedos o los de los juanetes.
Los callos plantares o helomas plantares son protuberancias duras, redondas y cónicas que van creciendo hacia el interior del pie, como si fueran un clavo y que resultan dolorosas debido a la presión que ejercen sobre los huesos.
Una vez más, los callos plantares aparecen por el tipo de calzado que usamos y por la forma en la que plantamos el pie en el suelo al caminar.
Así, por ejemplo, los callos en la planta de los talones son habituales cuando usamos zapatos que no ofrecen un buen soporte en el tacón.
Si usamos zapatos altos, el peso del cuerpo lo desplazamos hacia la zona de las almohadillas, en lugar de repartirlo por todo el pie. Si el zapato no se encuentra bien sujeto, como sucede con algunas sandalias de tacón, o resulta demasiado holgado, nos puede provocar callos en el área metatarsiana.
Los tipos de pie irregulares como son los pies planos o los pies cavos (que presentan un arco plantar más alto de lo normal) también pueden dar lugar a callosidades en la planta del pie. Todo esto debido a que el peso del cuerpo se reparte de forma anormal sobre el pie, provocando una plantada irregular.
¿Cómo eliminar los callos?
Para eliminar los callos en la planta del pie tenemos diferentes procedimientos. Unos más caseros y otros más profesionales o de un carácter clínico. Te vamos a comentar todos, pero debes partir de que muchos de estos remedios no son inmediatos y que, a veces, eliminar por completo los callos no es sencillo. Estos son los remedios y tratamientos más habituales:
- Lima o Piedra Pómez. Se trata de un remedio casero, ancestral, que se basa en que tras remojar los pies en agua tibia, utilizamos una lima o piedra pómez para suavizar y eliminar las capas superficiales de la piel muerta. Esta es una forma suave y controlada de reducir los callos, pero debemos tener en cuenta de que lo que estamos eliminando es la cobertura externa, no la raíz, por lo que es probable que con el tiempo, el callo vuelva a aparecer.
- Baños de agua tibia y sal. Sumergir los pies en agua tibia con sal durante 15-20 minutos ayuda a suavizar la piel. Facilita la eliminación de la piel endurecida y alivia el dolor. Se trata de una práctica recomendable si sufrimos cualquier dolencia en los pies.
- Cremas exfoliantes con Ácido Salicílico o Urea. Estas cremas ayudan a exfoliar las capas de piel muerta y a suavizar los callos, promoviendo la regeneración celular. Algunas de estas cremas son efectivas para tratar callos más severos, ya que descomponen el tejido endurecido llegando, en muchas ocasiones, hasta la raíz.
- Plantillas ortopédicas y protectores de gel. Las plantillas y almohadillas de gel y silicona se colocan dentro del calzado para reducir la presión sobre las áreas afectadas. Ayudan a prevenir la formación de nuevos callos y alivian el dolor de los existentes. Por otro lado, las plantillas ortopédicas, fabricadas a medida en función de un estudio previo del pie, son una de las mejores soluciones para eliminar el callo, puesto que reparten el peso del cuerpo por todo el pie y equilibran la postura, protegiendo las zonas más castigadas.
- Parches de ácido salicílico. Estos parches se venden en farmacias y parafarmacias. Se colocan directamente sobre el callo, ayudando a disolver las capas de piel endurecida. Estos apósitos son bastante efectivos para la eliminación de callos pequeños y muy localizados, como los que aparecen en los dedos de los pies, pero su eficacia es menor para la eliminación de callos medianos o grandes en la planta.
- Visita al podólogo. Esta es la mejor decisión que puedes tomar si tienes callos. Sobre todo, si no has logrado eliminarlos de ninguna otra manera. Un podólogo puede eliminar los callos de forma segura mediante instrumentos especializados, y puede proporcionarnos orientación sobre el calzado adecuado que debemos llevar para favorecer la recuperación y evitar que reaparezcan. Es la solución más efectiva para tratar callos graves y persistentes.
Consejos para evitar los callos.
Si te preocupa tener callos o los has padecido con anterioridad y temes que vuelvan a aparecer, te presento algunos consejos que te pueden resultar útiles:
- Utiliza un calzado adecuado. Siento parecer un poco pesado con este tema, pero es que es la clave del asunto. Utilizar un calzado que se ajuste bien al pie, que no nos apriete demasiado, pero que tampoco que quede demasiado suelto, es fundamental para prevenir los callos. En este sentido, los zapatos más adecuados son los de piel. Aparte de que permiten una mejor transpiración, la piel, con el tiempo, se adapta a la forma del pie como si fuera un guante. En cuanto a la sujeción, los zapatos y botas de cordones son la mejor opción. Nos permiten controlar la adaptación al pie desde diferentes puntos. Por último, en la media de lo posible, deberíamos evitar los zapatos con mucho tacón, que alteran la plantada natural del pie y los de punta estrecha.
- Utiliza plantillas acolchadas. Las plantillas amortiguan los impactos que sufre el pie al caminar y correr, y ayudan a compensar el peso cuando estamos mucho tiempo de pie. Por otro lado, protegen las zonas doloridas. Debemos utilizar plantillas que no sean demasiado duras y que no se desgasten con facilidad.
- Mantén hidratados los pies. Aplicarnos diariamente una crema en la planta de los pies evita la sequedad y mantiene la piel hidratada y suave, En una piel hidratada es más difícil que aparezcan callosidades.
Poniendo un poco de cuidado en nuestros pies podemos evitar la aparición de callos y llevar una vida más confortable.